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Foto: diario el universal, Tomada de “ahuilcuicatl. Cantos eróticos de los mexicas” de Patrick Johansson.

Marx y la sexualidad

Publicado: 2021-09-30

Por César Arenas 

Conviene hacer siempre una distinción entre un pensador importante y sus epígonos. Así como las ideas de Platón no son las mismas que las postuladas por el platonismo y el neoplatonismo; en muchas ocasiones, los aportes teóricos de Marx han terminado desfigurados por el “marxismo de manual”, entendido este último como una simplificación maniquea de los planteamientos del autor de El capital. Por ello, siempre es conveniente volver a sus propios textos y leerlos con atención.

A simple vista, podría pensarse que la dimensión de la sexualidad humana no fue del interés de Marx, quien habría centrado su atención en el problema del funcionamiento de las sociedades capitalistas de su tiempo y en el análisis de sus contradicciones internas. Sin embargo, si uno revisa un ensayo escrito en colaboración con Engels, me refiero a La ideología alemana (1845-46), la afirmación anterior queda invalidada.

Esta obra se abre con la presentación de una serie de presupuestos que se van encadenando lógicamente. A partir de una concepción materialista de la historia, los autores comienzan afirmando que lo que existe empíricamente son seres humanos concretos, que tienen necesidades específicas (alimentación, vivienda, vestido, sexo) que buscan satisfacer. Esto los lleva a producir los instrumentos que les permitan cubrir esas necesidades. Al hacerlo, paradójicamente, crean nuevas necesidades, inexistentes en el momento anterior. Según Marx y Engels, es precisamente ese acto continuo de satisfacción/creación de necesidades el que introduce a nuestra especie en el desarrollo histórico.

Es en este marco conceptual que es abordado el tema de la sexualidad humana. La reproducción biológica es una pieza clave en la aparición de las fuerzas productivas dentro de un colectivo humano, porque da origen al parentesco (sea tribal o sanguíneo) y, por lo tanto, a la cooperación, el intercambio y la competencia entre individuos o grupos. No obstante, esa reproducción biológica depende de una serie bastante compleja de condiciones materiales e ideológicas que puedan asegurarla, transformarla o ponerla en peligro. En ese sentido, la sexualidad no es nunca personal o privada, sino siempre colectiva y pública.

Si nos centramos en los aspectos materiales, la posibilidad para un individuo de participar en la vida sexual de su comunidad depende de factores bastante concretos: alimentación, salud, seguridad. La apuesta del capitalismo es asegurar mínimos indispensables para que los miembros de la clase trabajadora pueden reproducirse y aumentar ese “ejército de reserva” que debe competir por vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario. Desde esta perspectiva, las corrientes reformistas en el seno de la izquierda no buscan más que perfeccionar dicho mecanismo.

El funcionamiento de la ideología juega también un rol importante en esta dimensión de la existencia humana. La burguesía ha sancionado, a través de la moral y el derecho, una serie de comportamientos como “correctos” y ha creado instituciones como la familia moderna que trabajan para los mismos fines que hemos descrito en el párrafo anterior. No en vano, desde el ascenso de dicha clase social, la pareja heterosexual y cisgénero ha sido impuesta como hegemónica; ya que era la única capaz de cumplir con el “sagrado fin” de la procreación. Por eso, no podemos estar de acuerdo con el feminismo liberal que pretende combatir lo patriarcal sin combatir al mismo tiempo al capitalismo.

Debemos comprender que el proceso a través del cual han sido moldeadas nuestras ideas, emociones y comportamientos, de manera mucho más acentuada en lo que atañe a nuestra vida sexual, no es más que la objetivación de relaciones de producción en el seno de sociedades específicas. En La ideología alemana, Marx y Engels pretendieron esbozar un marco explicativo general para el estudio de este fenómeno. En El capital, Marx lo hizo con rigor a través de un estudio de caso: el del omnívoro monstruo que pretende gobernarnos incluso cuando más emancipados deberíamos ser y estar.


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EMANCIPACIÓN

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