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Trascender la coyuntura, señalar a los verdaderos enemigos del Perú y construir poder popular

Publicado: 2016-06-23

Ante los resultados de la segunda vuelta electoral, que dieron como ganador a Pedro Pablo Kuczynski, desde la Escuela Permanente de Estudios de la Realidad Peruana – EMANCIPACIÓN, nos dirigimos a las organizaciones progresistas y de izquierda y a todos quienes quieran un cambio profundo en el Perú, para señalar lo siguiente.

1. El gran empresariado y los sectores conservadores, que gobiernan los destinos del país, salían ganando con la segunda vuelta sea cual fuere el resultado. Hoy su control sobre el Estado es mayor.

Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y Keiko Fujimori Higuchi fueron adversarios electorales, pero no enemigos. Ambos representan los intereses del gran empresariado, tanto nacional como extranjero, que busca el mantenimiento y profundización del régimen económico neoliberal, causante de la democracia precaria, la economía de saqueo y la inestabilidad laboral que hoy tenemos; y ambos avalan o potencian el poder impune y prepotente de los sectores más conservadores de la sociedad peruana, que promueven el racismo, el machismo y la homofobia como política nacional de desprecio y violencia.

Las diferencias entre Kuczynski y Fujimori en torno a las formas democráticas o autoritarias de gobernar pasan a un segundo plano cuando se aprecia su defensa cerrada de la consigna sagrada que rige en el Perú desde 1990: primero las inversiones privadas y solo luego, si no resultan trabas incómodas, los derechos y el bienestar de los peruanos. Se trata del Perú construido por la dictadura. Ellos hicieron el trabajo sucio y toda la derecha defiende sus logros. Recordemos el apoyo abierto de PPK a Keiko Fujimori el año 2011.

En el escenario actual la clase dominante ya no solo impondrá su agenda obligando al gobierno de turno a romper sus compromisos con el pueblo, como sucedió con Toledo, García y Humala, sino que desde julio tendrán a su favor una representación orgánica de derecha: Kuczynski en el Poder Ejecutivo y una amplia mayoría fujimorista en el Poder Legislativo. Al margen del juego político natural que llevará a tensiones entre ambas fuerzas, es previsible que en lo fundamental del interés empresarial y conservador, no haya mayores desacuerdos.

2. La derrota electoral del fujimorismo no habría sido posible sin la movilización de las fuerzas antifujimoristas. Sin embargo, aunque el fujimorismo ha perdido la elección presidencial, es más fuerte que antes.

El fujimorismo no ha sido derrotado. La movilización de miles de personas opositoras al fujimorismo y a la política mafiosa y delincuencial que representan, impidió que Keiko Fujimori ganara las elecciones. Aquello fue sin duda un mérito y debemos enorgullecernos. Nos muestra el poder de la acción conjunta, masiva, organizada. Pero no debemos perder de vista que el fujimorismo es ahora más fuerte que antes.

Fuerza Popular es el partido más consolidado de la escena política. Tiene presencia nacional y operadores en múltiples organizaciones sociales. Cuenta hoy con 73 de 130 congresistas electos. Tiene el apoyo de un tercio del electorado que cree en ellos y que votó por Keiko Fujimori con convicción. Ha posicionado un clientelismo sistemático y un anti-izquierdismo rabioso, de corte fascista. Y ha mantenido y acrecentado las redes de poder tejidas en el periodo 1990-2000, que no fueron desmontadas con la caída de Alberto Fujimori, redes que se vinculan a actividades delincuenciales como el narcotráfico.

3. Frente al nuevo contexto debemos trascender la identidad antifujimorista: es necesario pasar a una identidad popular contra el neoliberalismo y por una verdadera democracia.

El trabajo de agitación y de propaganda antifujimorista fue de suma utilidad en la segunda vuelta para impedir el triunfo de Keiko Fujimori. Eso significó para un amplio sector de la ciudadanía un llamado a votar por PPK, quien aprovechó aquel escenario para tomar la bandera de la democracia y presentarse como su defensor, haciendo gala de un cinismo solo comparable al de Keiko Fujimori al criticar a Kuczynski por ser el candidato de los ricos.

Como sabemos, ninguno representa los intereses populares. Representan a quienes ya tienen poder en la sociedad. Por tal motivo, es preciso descartar de forma tajante el apoyo crítico a Kuczynski y pasar de una identidad solo antifujimorista —que el primero puede aprovechar para buscar alianzas y negociar con el fujimorismo— a una identidad popular anti-neoliberal, por una verdadera democracia y por la recuperación del país para el pueblo trabajador.

4. Hacemos un llamado a las fuerzas de izquierda y a las organizaciones del campo popular a ver más allá de esta coyuntura electoral: construir oposición y propuesta desde el pueblo trabajador y con un horizonte de largo plazo.

Debemos transformar la estructura de poder actual. Aquello requiere comprender que los verdaderos enemigos del país cuentan con un poder que no radica solo en el Estado y que solo será posible derrotarlos si se construye poder popular, desde la organización social y con la unidad del pueblo trabajador en defensa de sus intereses.

En el momento actual eso significa disputar la base social del fujimorismo y del neoliberalismo en general, desarrollar un activo trabajo de propaganda y de pedagogía popular, organizar a la población para la defensa de sus intereses y poner a los partidos de izquierda y a su representación parlamentaria al servicio de la resistencia popular, como canales de denuncia, de propuesta y de apoyo comprometido, sin cálculo electoral alguno. Debemos construir poder y propuesta desde abajo, desde las luchas cotidianas de la gente, con horizonte estratégico.

No podemos permitirnos que el populismo fujimorista siga teniendo espacio libre para crecer en los sectores populares. Trabajemos más duro que antes para resistir a la embestida y para avanzar hacia la transformación profunda del Perú.

Lima, junio del 2016.

Escuela Permanente de Estudios de la Realidad Peruana – EMANCIPACIÓN


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EMANCIPACIÓN

Somos una organización política marxista y socialista que apuesta por la superación de toda forma de dominación.


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